La palabra de Dios es precisa, instruye a toda persona en el rol que el Padre celestial ha determinado para sus hijas e hijos.
Por lo tanto, en Tito 2:3-5, habla acerca de las ancianas ( cristianas), quienes deben distinguirse con un porte santo; no calumniadoras, no dadas al mucho vino, maestras de honestidad.
Además, a las ancianas se les encarga que enseñen a las mujeres jóvenes a ser mujeres prudentes, que amen a sus maridos, asimismo a que amen a sus hijos.
Igualmente, las ancianas deben enseñar a las jóvenes a ser prudentes, puras, hacendosas en el hogar, a ser mujeres amables, sujetas a sus maridos, para que la palabra de Dios no sea blasfemada, a causa de la conducta inapropiada de las mujeres jóvenes.
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